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viernes, 11 de diciembre de 2015

TN entrevista al trio

Cuando conté entre los "teens" (ese amplio universo de pre, los formalmente adolescentes, más los infaltables Peter Pan) de la familia, amigos, conocidos y no tanto que viajaría a Berlín para entrevistar al elenco de Los juegos del hambre, a propósito del estreno del último capítulo de la saga, un halo de suspiros y pedidos me fue rodeando.



Puedes ver el video de la entrevista subtitulada AQUI.

"Mandale un beso a Katniss", "Sacate una foto con Gale", "Decile al Presidente Snow que afloje con la maldad", son algunos ejemplos de los recados que recibí tanto para los actores como para sus personajes. Y, si bien yo estaba al tanto del suceso, el voltaje de las reacciones me impactó. Es que la saga cinematográfica, como la trilogía de libros de Suzanne Collins, despertó un fanatismo extremo.

Me fui con pila de pedidos, pero no pude cumplir. Al llegar a Berlín, los jefes de prensa nos extendieron a los periodistas un protocolo de conducta respecto de la película y de las entrevistas. Como diría Diego, ¡me cortaron las piernas!

Para empezar, los invitados a la primera proyección de Sinsajo 2 debíamos entregar los objetos electrónicos y comprometernos a no revelar la trama antes del estreno. Cuando nos devolvieron celulares y computadoras, tuvimos que contener el impulso de ir a las redes sociales. Así, en la noche del domingo 01/11 se hizo el milagro: en el micro de vuelta al  hotel, hablamos y nos entendimos (a pesar del inglés más-menos puro de periodistas de Rusia, Estados Unidos, Reino Unido, países nórdicos, latinos y locales). Moraleja: ¡charlar es un hábito vintage que vale la pena!

Al día siguiente, nos esperaban puntuales al mediodía en el espectacular "Hotel De Rome". No costó llegar porque, además de estar alojados enfrente, el tránsito es ordenado.

Me fui con pila de pedidos, pero no pude cumplir. Al llegar a Berlín, los jefes de prensa nos extendieron a los periodistas un protocolo de conducta respecto de la película y de las entrevistas.

Instalados en el lobby, con rico brunch, firmamos la otra parte. A saber: no preguntas personales (chismes, rumores y temas del corazón), restringirnos a lo relativo al film, no acercarnos salvo que los entrevistados generen el contacto personal (o sea: no beso, apretón de mano, autógrafos, regalos o fotos) y respetar los tiempos (de 3 a 7 minutos).

De pronto, entre la muchedumbre alguien gritó: "Argentina". ¡Era mi turno! Me acompañaron al primer piso, donde me esperaba Francis Lawrence, el director. Luego, la leyenda Donald Sutherland. Ahí sí me temblaron las piernas…¡pero me lo hizo fácil! Para romper el hielo, me dijo que había visitado la Patagonia y se entregó a la charla. Al final, me extendió la mano y me retuvo unos instantes para un breve intercambio informal en el que ¡hasta me aconsejó agrandar la familia! Le agradecí, pero le dije: "I’m out". Me sonrió.

Ahora me esperaba una segunda vuelta de notas. Entre otros, me encontraría con Elizabeth Banks y Julianne Moore, una de las actrices más increíbles y dueña de belleza sugestiva. Al entrar, las encontré conversando como cualquier par de compañeras: detalles del trabajo, consejos para usar sus celulares (ellas tampoco son nativas digitales) y cuestiones domésticas.

Julianne, que se ofreció para su papel porque uno de sus hijos es fan de la saga, me respondió no como una estrella sino como una mamá. "¿Qué opinó su hijo sobre su papel?" dije. Ella sonrió y con sinceridad me dijo que apenas había recibido un "estuviste bien". Como todo marchaba bien, mientras hablaba bajé la mirada y vi que tenían los zapatos más altos y lindos del mundo. Por suerte, el protocolo impedía preguntar el precio, ¡porque me iba a deprimir!

Otro break y otro llamado. "Argentina", dijeron y me dirigí a la nota con el tridente central. Llegué a un gran corredor dónde había maquilladoras, peinadoras, técnicos, seguridad, etc. Me tocaba otra espera pero ¡ya estaba cerca! Entonces, se abrió una puerta y aparecieron Josh Hutcherson (menudito, simpático), Liam Hemsworth (altísimo, musculoso, ojazos, ceño fruncido en advertencia a posibles figuretis) y Jennifer Lawrence. Salieron para despejarse un toque y esa fue la prueba de fuego para el cholulo interior. Más de uno casi cae en la tentación de romper el protocolo. Es que, pese a su look casual, J-Law impacta: rubia, voluptuosa y con cara única.

Con 25 años, la vida artística de Jennifer Lawrence recién empieza.

Al entrar, como me indicaron, me presenté: Alejandra Peñalva, de Canal 13 / TN, Argentina. Los 3 equipos de cámara acomodaron las cámaras para tomar ambiente, periodista y entrevistados. Una asistente me recordó las señas para indicarme que restaban 2 minutos, 1, 0 y redondear. Mientras todos nos poníamos en "posición", Jennifer tomó un trago de su malteada de chocolate. "I'm starving", dijo (estoy hambrienta) y pidió retoque de make up.

Después sí, Luz, cámara y acción. Hablamos del final, de lo que representó en sus carreras y de Philip Seymour Hoffman, fallecido durante el rodaje. Como más vale maña que fuerza, un link bien protocolar entre "Katniss y la Jenn real" me permitió hablar por sus comentarios sobre las diferencias salariales entre hombres y mujeres. Me respondió con la misma inteligencia y carácter que en su planteo inicial: "En vez de quejarnos, cambiemos la actitud y soltemos la vergüenza a la hora de discutir nuestra plata".

Su respuesta explica por qué Hollywood se rindió a ella. Belleza, estilo, carácter, talento y espontaneidad, junto en una misma figura no es algo para dejar pasar.  Con 25 años, la vida artística de Jennifer Lawrence recién empieza.

Por mi parte, como Cenicienta, con su respuesta llegó el final y mis 48 hs viviendo en el planeta "The Hunger Games" había culminado.

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