Hablamos de Los juegos del hambre, el fenómeno editorial (y pronto cinematográfico) que Hollywood ve como su gran oportunidad para crear una franquicia multimillonaria que sustituya a Harry Potter o Crepúsculo.
Las comparaciones con esta última han surgido de forma casi inevitable pero su única razón de ser parece ser el predicamento de sus autoras con los “jóvenes adultos”, esa parte del público que se mueve entre los 14 y los 25 y que parecen haber huido de los cines como alma que lleva el diablo.
Los juegos del hambre, de la escritora Suzanne Collins (editada en España por Molino), parte de un precepto sencillo: Estados Unidos ha sido destruido y lo que queda se agrupa en doce distritos (que acostumbraban a ser 13) regidos por el puño de hierro de El capitolio. En esta distopía de cariz puramente orwelliano todos los años se celebran los juegos del hambre, en los que cada distrito es obligado a enviar a dos tributos para combatir a muerte entre ellos hasta que solo quede uno.
Con ecos del minotauro de Creta, de 1984, del mencionado Orwell y sobre todo de la novela de Koushun Takami, Battle royale, que después se convirtió en película, Los juegos del hambre cuenta la historia de Katniss, una chica de 16 años que se presenta como voluntaria para los juegos, con el fin de evitar que su hermana pequeña sea quien tenga que acudir a la arena. A la joven la interpreta la muy en boga Jennifer Lawrence (Winter's bone, X-Men) y le acompaña un reparto de desconocidos secundados por dos veteranos, Elizabeth Banks y Woody Harrelson, y con la –relativa- sorpresa del músico Lenny Kravitz, que deja la guitarra para probar la actuación y ya de paso estrena nuevo look.
Lo mejor de la película (a ojos de los que mandan) son los 70 millones de dólares de presupuesto (85, según otras fuentes) que significan que, por mal que vaya la cosa, la franquicia tiene grandes posibilidades de ser un triunfo. La otra buena noticia (para el espectador) es que la trilogía literaria es –en tono y ambiciones- mucho mejor que Crepúsculo. De momento, el que no pueda aguantar la espera hasta el 20 de abril siempre puede recurrir a los tres libros: Los juegos del hambre, En llamas y Sinsajo.
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