“Un libro juvenil en el que 24 niños se matan entre ellos delante de las cámaras y sólo puede sobrevivir uno no puede venderse con una sinopsis de dos líneas. Hay que explicar más el argumento. En realidad es para gente con mentalidad joven, no sólo adolescentes", subraya Laia Esqué, editora de Molino.
No le falta razón, porque el fenómeno Los Juegos del Hambre, de Suzanne Collins, mantiene una progresión imparable. Con sus más de 26 millones de libros vendidos en el mundo, la trilogía distópica está muy lejos de los más de 300 millones de Harry Potter -dirigida a un público más pequeño que el de Collins-, pero no hay duda que acortará distancias con el niño mago por su calidad, las excelentes críticas recibidas, y sobretodo, el trampolín de tres películas que van a estrenarse en poco tiempo (la segunda previsiblemente en otoño de 2013). Para empezar los estadounidenses han ido en masa a ver el filme y a comprar la banda sonora y los libros.
Hasta el extremo de ocupar el primer puesto en las tres categorías. A su favor juega el que su argumento, lleno de acción (aunque hay espacio para el amor) en un escenario opresivo, atrae a más público que el meramente adolescente de sagas como la vampírica Crepúsculo.
Collins
Pero no todo ha sido coser y cantar. El tsunami Collis ha tardado en coger fuerza. Hay que remontarse a 2008 en el caso español. “Fue una decisión arriesgada y difícil aunque en realidad es un alegato anti-violencia y se tratan con elegancia las escenas sangrientas”, sostiene Esqué, que no había llegado a la editorial aún. Sin ningún ruido se comenzó a publicar en abril de 2009 y, desde el principio, disfrutó de una sólida base de entregados fans que actuaron de prescriptores. La autora tomó como partida el terrorífico mito del Minotauro para una trama que machaconamente se repite en la televisión estos días. Todo por la película homónima de Gary Ross que se estrena el próximo viernes.
Un chico y una chica representan a cada uno de 12 distritos de Panem –"el país que se levantó en un lugar antes llamado Norteamérica”, se cuenta en el libro- en un reality maquiavélico ordenado por el despótico gobierno del Capitolio.
Los niños, mayores de 12 años, se ven obligados a pelear hasta la muerte en un escenario de bosques, mar y sabana en el que, para colmo de males, se ven atacados por toda suerte de fenómenos naturales. La cacería humana se conoce como Los Juegos del Hambre y es retrasmitida por televisión –es obligatorio seguir la tragedia en directo- como si de Gran Hermano se tratara. Van a morir, pero que no falte el espectáculo con lo que ello acarrea: entrevistas, melodramas pactados, modelos de infarto cuidadísimamente estudiados por los estilistas...
"Cuando vendí la idea de la serie de libros era ya una trilogía. Yo concibo los tres como los tres actos de una obra de teatro. Eso me simplifica la forma de continuar la historia. No ideo una continuidad, sino que sigo la misma pista desde cero. Cuando el primer volumen salió yo iba por el segundo borrador de En llamas, y eso me ayudó creativamente", explicó Collins en Babelia en una de las contadísimas ocasiones en las que la guionista de televisión ha hecho declaraciones. Tampoco se ha dejado ver en la promoción de la película, pese a ser una de sus tres guionistas.
Tres años más tarde de su aparición, de Los Juegos se han vendido en España más de 120.000 ejemplares. Son datos de hace un mes, pues con el estreno del filme las ventas se han disparado aún más liderando todas las listas. Aunque en realidad la trilogía no ha abandonado los primeros puestos de los rankings de ventas desde que se publicase en 2010 la segunda entrega. Y lo mejor de todo para la editorial es quien se engancha con el primero no suele bajarse del barco.
“No son datos científicos, pero calculo que el 80% compra el segundo y un 73% el tercero. Lo hemos visto después de navidades. Les regalaron el primer tomo y vienen a por el resto”, calcula Esqué que pone otro ejemplo: “Para el día que salía el segundo tomo en Israel se pidió a los niños que no fuesen al colegio y se quedasen en casa leyéndolo y hubo una campana masiva”, recuerda la editora catalana divertida.
La idea ahora es abrirse a otras franjas de edades, como ocurrió en Estados Unidos con las mamás Crepúsculo, y van por buen camino. Por eso acaban de sacar una nueva edición de los libros, copiada de la británica, con una estética más adulta y sintética: fondo negro con los símbolos de los juegos. El merchandising en las grandes superficies también funciona: chapas, camisetas, las mochilas de los concursantes, tazas… y en el top 1 el colgante y el broche del sinsajo, un pájaro con vital importancia en la trama. Aunque no se ha caído en el delirio de su país: línea de maquillaje, ropa ideada por famosos diseñadores para un número de la revista femenina In Style.
fuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario