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martes, 3 de abril de 2012

Juana de Arco de los indignados

Aunque Los juegos del hambre dista todavía de reflejar la actualidad de las democracias occidentales, la protagonista Jennifer Lawrence piensa que es un alerta para la generación consumidora de reality shows

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Estados Unidos ya no se llama así. Tampoco es ya una democracia. Mitad castigo y mitad advertencia para insumisos, la autocracia organiza un espectáculo televisivo en el que 12 distritos nacionales sometidos al poder central envían, cada uno, un chico y una chica de entre 12 y 18 años de edad para que se maten entre ellos: sólo puede sobrevivir uno.

Los juegos del hambre, que llega mañana a las salas de Venezuela luego de convertirse en el tercer estreno más taquillero de la historia de Hollywood, refleja un estado de ánimo bastante diferente al de Crepúsculo, otra saga basada en libros para lectores jóvenes.

Su heroína está llena de rabia, no de ganas de ser mordida por un vampiro, y se convertirá en líder de una revolución de indignados contra el "sistema".

"Es la Juana de Arco futurista", indicó la estrella emergente Jennifer Lawrence (postulada al Oscar en 2011 por Winter’s Bone) en una de sus entrevistas acerca de su papel de Katniss Everdeen: así se llama la representante de 16 años de edad del miserable Distrito 12 en Los juegos del hambre, el reality show en el que se apunta con arco y flecha a blancos humanos, los otros 23 chicos y chicas seleccionados por lotería a lo largo del territorio de la nación postapocalíptica ahora conocida como Panem.

Lawrence, que en realidad tiene 21 años de edad, fue una de las ávidas consumidoras de los tres libros de la escritora Suzanne Collins que llevan más de 100 semanas en la lista de los más vendidos en Estados Unidos.

Ni acción ni suspenso.

"Cuando me enteré de que iban a hacer el filme, antes de que me buscaran como protagonista, pensé: qué lástima que una lectura tan importante para nuestra generación se convertirá en otro gran libro arruinado por una adaptación cinematográfica.

Sin embargo, lo que me convenció de Los juegos del hambre es que el director Gary Ross entendió desde el principio que no debía hacer una simple película más con un héroe de acción como James Bond o Lara Croft.

Siempre lo vi como un drama sobre una circunstancia social horriblemente triste. Es una historia increíblemente relevante para una generación obsesionada por los reality shows, que se entretiene con las tragedias de otras personas mientras come cotufas", señaló Lawrence al diario The Seattle Times.

Uno de los intérpretes de adolescentes combatientes que arrasan en sintonía en el horario estelar en Los juegos del hambre, Josh Hutcherson (Peeta Mellark en la ficción), establece un paralelismo directo entre el argumento y colectivos como los Indignados de España o los ocupantes ilegales agrupados con la consigna "Somos 99 por ciento" en Estados Unidos:

"Aunque en nuestra sociedad todavía no se compite hasta la muerte en la televisión, estamos presenciando una desconexión creciente entre la gente que conduce el país desde Wall Street y el resto de los habitantes". Katniss Everdeen, una cazadora del bosque convertida repentinamente en un ícono grotesco del fashion y luego en una guerrera que asesina con arco y flecha para un show de televisión, encabezará la rebelión de los disconformes.

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